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WebNavigator: un navegador web muy poco fiable

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WebNavigator: un navegador web muy poco fiable

Es posible que no hayas escuchado hablar de WebNavigator, y resulta bastante probable que no lo hayas empleado. Sin embargo, y tanto si ya se ha cruzado en tu camino como por si ocurriera en el futuro, hay dos cosas que debes saber sobre este software. Lo primero es que, como su propio nombre indica, se trata de un navegador web, más concretamente uno basado en Chromium (como la inmensa mayoría de los navegadores en la actualidad), y que intenta convencer al usuario de que lo pruebe al prometerle mejoras en las búsquedas.

Concretamente, y según sus creadores, WebNavigator optimiza la velocidad con la que obtendremos resultados al realizar búsquedas, y para ello afirma que se inicia junto con Windows y que se mantiene en ejecución en segundo plano. No termino de entender (bueno, en realidad ni empiezo a entenderlo) qué relación puede existir entre que el navegador se cargue automáticamente al iniciar el sistema y que las búsquedas sean más rápidas. Es como pensar que si tecleo más fuerte esta noticia la leerán más personas. Absurdo, mucho. Además, también afirma que proporciona un acceso rápido a los marcadores, pero viendo lo anterior, me pregunto si lo hará aumentando el brillo de la pantalla o algo así.

Sea como fuere, ni voy a probar WebNavigator ni recomiendo a nadie que lo haga, y es que según informa Malwarebytes en su blog, han llevado a cabo una investigación sobre este navegador y han encontrado vínculos con un grupo dedicado a la manipulación de los resultados de las búsquedas, una técnica conocida como search hijacking y que no es, ni mucho menos, una novedad, pues ya empezó a dejarse ver en los tiempos de las barras de complementos para Internet Explorer.

¿Y en qué consiste este tipo de manipulación? En los primeros tiempos, consistía en cambiar el buscador empleado por defecto por el usuario, para pasar a emplear uno propio y que emulaba en cierta medida al original, generalmente Google. Ahora, sin embargo, y tanto mediante extensiones para los navegadores más populares, como con software como WebNavigator la técnica ha evolucionado, y lo que se hace cursar la búsqueda normal en el buscador pero, a la hora de presentar los resultados, introducir (destacados, por supuesto) enlaces propios, los que le interesa destacar al «secuestrador».

Aunque a veces se nos olvida, el de las búsquedas en Internet es un sector multimillonario, basta con recordar que el imperio que es Google hoy en día se empezó a construir mediante un buscador. A día de hoy no es imposible, pero sí extremadamente difícil crear un nuevo buscador y conseguir un volumen de usuarios habituales que lo hagan rentable, así que la técnica a la que recurren organizaciones como la creadora de WebNavigator es a emplear los servicios de uno ya establecido, generalmente Google, y colar su contenido entre los resultados que proporciona el buscador.

¿Y dónde está el beneficio para ellos? Muy, muy sencillo, en que los clicks en esos enlaces son remunerados. Ya sea por programas de afiliación a los que puede optar todo el mundo (que añaden un código de seguimiento exclusivo a los enlaces) o por contratos/colaboraciones con las webs que aparecerán destacadas, el caso es que los clicks generan beneficios, que van a los bolsillos de los secuestradores de búsquedas.

Y sí, puedes pensar que, al final, es exactamente lo mismo que hacen los buscadores, pero hay matices. El primero es que Google, Bing, etcétera, informan de qué enlaces son patrocinados (de pago) y, aunque mejorables, tienen una políticas bastante transparentes. No operan del mismo modo los secuestradores de búsquedas, como los creadores de  WebNavigator, que intentan hacer pasar sus propios resultados como legítimos, y que recurren a argucias como la supuesta eficiencia de WebNavigator para los usuarios.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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