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El caso de la paloma mensajera 40TW194
Vía Genbeta acabo de conocer una historia de lo más curiosa. Cuenta que, en 1944, en plena operación aliada contra los nazis, alguien envió desde alguna zona francesa sin concretar una paloma mensajera con un mensaje cifrado. Su destino final, nunca alcanzado, eran las islas británicas.
Al parecer, en 1982 se encontraron los restos de la paloma en la chimenea de un pueblo al sur de Londres (la pobre llegó hasta donde pudo), también el mensaje que portaba. Entonces comenzó una carrera para descifrar el texto que hasta hoy, con todo el avance científico y la potencia tecnológica actual, ha sido imposible completar.
Y seguirá siéndolo, según los expertos. De hecho, indican que la única posibilidad de conseguirlo sería contactar con alguien que conociese el código, lo que resulta cada vez más improbable dado el tiempo que ha pasado.
Así, el caso de la paloma mensajera 40TW194, además de suponer una anécdota de lo más pintoresca, deja patente la absoluta opacidad de un buen método de cifrado, por muy rudimentario que pueda parecer a priori.
Sin ser un experto, tras un vistazo a la imagen que acompaña este texto se podría apuntar en la dirección del cifrado por transposición, lo que no deja lugar a dudas: salvo milagro, nadie podrá nunca descifrar ese mensaje.