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Nueva batalla por la privacidad en Internet: Do Not Track en jaque

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Las aguas andan revueltas en torno a Do Not Track (DNT), la tecnología antirastreo creada por Mozilla e impulsada como estándar por la W3C (World Wide Web Consortium). Pero el estándar no llega y, entre otros, Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de la Agenda Digital para Europa, comienzan a cansarse.

Comencemos, mejor, volviendo a explicar qué es DNT. Es tan solo una opción que ofrece el navegador web -por ahora Firefox, Opera, Internet Explorer 10 y dentro de poco Chrome-, que consiste en activar o no DNT. Si lo activas, el navegador enviará un mensaje a los sitios web que visites indicando que no deseas ser rastreado. Es, simplemente, una petición que se supone debe ser respetada.

Pero, debe ser una opción que el usuario aplique por propia voluntad, nunca una imposición. Esa es la razón de que incluso los creadores de DNT alzasen la voz ante la decisión de Microsoft de activar por defecto DNT en Internet Explorer 10. Porque hay gente que quiere ser rastreada, y no es broma ni locura.

Sin embargo, para ser respetado y respaldado, literalmente, con todas las de la ley, el estándar, las políticas que componen Do Not Track, deben ser completadas, para que los reguladores lo incluyan en la normativa vigente. Es entonces cuando se podrá aplicar la normativa y las empresas temerosas del estado cumplirán finalmente con la ley (aunque se supone que ya lo hacen).

En efecto, los cientos de miles de sitios ‘piratas’ que se extienden por la Red seguirán pasándose lo que diga DNT por el arco del triunfo. Para eso hay soluciones tajantes, de las que no piden permiso sino que bloquean directamente al intruso. Pero lo que interesa es que las grandes firmas respeten las reglas del juego.

El problema es que las reglas no se han terminado de concretar todavía, y lo que es peor, la intrusión de la Direct Marketing Association (DM), organización formada por las corporaciones más poderosas del mundo que «vela por las prácticas de marketing responsable», se está haciendo notar.

Lo denunciaba hace unos días Ed Bott, redactor de ZDNet: «La industria de la publicidad quiere cambiar la definición de Do Not Track en algo de lo que Orwell estaría orgulloso. Un influyente miembro del grupo de trabajo del W3C dice que ha perdido la energía para seguir adelante. ¿Es hora de matar Do Not Track?». Ese es su resumen de la situación.

Al parecer, la DMA intenta incluir una cláusula en el borrador de DNT que permita a las empresas amparadas bajo su manto saltarse las normas o, más bien, pasar a formar parte de las normas: «El marketing es el combustible del mundo. Es tan americano como una manzana y ofrece publicidad relevante a los consumidores sobre productos en los que van a estar interesados. DNT debe permitirlo como uno de los valores más importantes de la sociedad civil», dicen.

Así, las presiones comienzan a hacer mella en la elaboración de DNT, amenazando veladamente, como se suele hacer en estos casos, con el Apocalípsis. Y tienen la mitad de la razón: sin publicidad no existiría Google, ni Facebook, ni El País, ni SeriesYonkis… ni MuySeguridad. Pero, ¿no puede haber un término medio entre el siempre incompleto y en ocasiones absurdo «completo anonimato» y el Apocalípsis de la industria?

En cualquier caso, deber ser el usuario quien por convicción y conocimiento propio elija lo que crea conveniente. Además, el mundo no es blanco o negro. Hay gente quiere ser rastreada para que la publicidad de los sitios que visita se adapte a sus intereses, y tiene mucha lógica. De hecho, muchos usuarios de bloqueadores de publicidad como AdBlock y similares permiten la publicidad solo en sitios de su agrado, como una forma de apoyo.

¿Se encontrará el término medio o se perderán las voluntades por el camino? Mientras la burocracia y las presiones comerciales siguen su curso, lo mejor es que, tú que estás leyendo esto, te preocupes por ti mismo. Y para hacerlo bien lo mejor es estar debidamente informado. Que no te de pereza.

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